La historia nos dice que
todo comenzó con un florero. Era viernes - 20 de julio y día de mercado -
cuando un criollo fue a pedir prestado un florero. Un acto, en apariencia
efímero, desató un enfrentamiento entre criollos y españoles y culminó en la
independencia de Colombia.
Sin embargo, hoy en día es
claro que lo que sucedió este día no fue un hecho espontáneo como aquellos que
habían caracterizado la vida política colonial. Fue la consecuencia de varias
circunstancias que sucedieron en cascada y desembocaron en una gran rebelión
del pueblo.
Los criollos tenían razones
de fondo, habían sido excluidos de la participación en altos cargos políticos y
la representación de las juntas era mínima. Esto los animó a protestar contra
el rey e hizo que los criollos por primera vez pensaran en la posibilidad de
crear un Estado- Nación.
En consecuencia se creó la
junta de notables integrada por autoridades civiles e intelectuales criollos.
Los principales personeros de la oligarquía criolla que conformaban la junta eran:
José Miguel Pey, Camilo Torres, Acevedo Gómez, Joaquín Camacho, Jorge Tadeo
Lozano, Antonio Morales, entre otros.
Comenzaron a realizar
reuniones sucesivas en las casas de los integrantes y luego en el observatorio
astronómico, cuyo director era Francisco José de Caldas. En estas reuniones
empezaron a pensar en la táctica política que consistía en provocar una
limitada y transitoria perturbación del orden público y así aprovechar para
tomar el poder español.
La junta de notables
propuso promover un incidente con los españoles, a fin de crear una situación
conflictiva que diera salida al descontento potencial que existía en Santafé
contra la audiencia española. Lo importante era conseguir que el Virrey,
presionado por la perturbación del orden, constituyera ese mismo día la Junta
Suprema de Gobierno, presidida por el señor Amar e integrada por los Regidores
del Cabildo de Santafé.
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